Suave como una manta
Temperamental como la brasa de un cigarro
Dios murió acostandosé con vos
y en la cama dejó un sueño surrealista
En el que nos miramos en un amanecer
Donde te busqué por laberintos violetas
Sin encontrarte
E el cual había una puerta humeante
y el humo escondía miles de gotas
Eran lágrimas de un sol vagabundo
Fría como un témpano
Como el suelo árido donde nací
Triste como todas las hojas de otoño
muertas
los miles de amaneceres vagabundos
me dispararon en los ojos
Y ayer era tan lejos
y hoy es tan extraño
el silencio
Sigue siendo viento gélido
y nosotros
ceniza a merced de él
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